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Lunes 11 de Julio de 2022 09:23 hs
Alberto Fernández y Cristina Kirchner: una tregua frágil e inestable
En el Frente de Todos confían en que lo peor ya pasó, pero esperan un guiño explícito de la Vicepresidenta o de La Cámpora. La presión de Grabois y cómo juega la oposición
“Si ella o La Cámpora no dan señales de apoyo, esto no termina bien”. Así resumió el estado de situación en el que se encuentra la Argentina un analista que suele ser consultado para ambos lados de la grieta. Cuando dice “ella”, claro, es Cristina Kirchner y “esto” son las medidas que definió Silvina Batakis para, entre otras cosas, resolver la monumental avalancha de vencimientos de deuda en pesos que tiene por delante; frenar la escalada del dólar; y contener, de alguna manera, la disparada de los precios.

Esa batería de anuncios fue el resultado de un fin de semana febril donde el gobierno de Alberto Fernández, con su novel ministra de Economía a la cabeza, decidieron acelerar al máximo el diseño de las medidas después de que, con las nuevas “Ondas de Amor y Paz” que brotaron de los discursos de la Vicepresidenta y del Presidente, se consagró una tregua tan frágil como imprescindible para desescalar una crisis que lució, por momentos, terminal.
Son medidas que se labraron al calor de la urgencia que le imprimió la cotización del dólar blue, el derrumbe de los bonos y la virtual parálisis que se registró en amplios sectores de la economía formal. Pero también por los desafíos que esta semana enfrenta el Gobierno, con una renovación de deuda, el anuncio de la inflación, el paro del campo y el aumento de la presión de Juan Grabois y los piqueteros por el salario universal. Todo, con el telón de fondo que es, para Cristina Kirchner, una preocupación cardinal: el frente judicial.

“Es la última oportunidad”, repetían en las últimas horas ministros de estrecha confianza y diálogo con los dos protagonistas de la sátira en que se convirtió la interna del Frente de Todos. El armisticio forzado al que llegaron Cristina y Alberto -entendían sus interlocutores- servirá como condición necesaria, aunque no suficiente, para poner en marcha las medidas que por falta de apoyo y desaprensión nunca anunció Martín Guzmán. Algunos quieren que el ex ministro pase de enemigo perfecto a parte del pasado.

La inestabilidad que provocó esa renuncia llevó al dólar financiero a 300 pesos, el riesgo país a niveles estratosféricos y una desconfianza que tradujo en que la economía, en muchos sectores, se quedó sin precios. Comprar bienes de capital, electrodomésticos o cualquier insumo importado fue una odisea. Hasta aparecieron góndolas de papel higiénico vacías en algunos supermercados. En el Gobierno esperan otro cimbronazo, inevitable, el jueves cuando el INDEC anuncie la última inflación de la era Guzmán. El consenso apunta a que estará más cerca del 6 que del 5 por ciento, una calamidad.

“Tenemos una ventana de 10 meses que no podemos desperdiciar”, decía anoche en televisión Gabriel Katopodis, uno de los ministros que supo mantener los puentes de diálogo abiertos entre los antagonistas del Frente de Todos. Es el mandato que surgió después de los encuentros que tuvieron, a puertas cerradas o en la discreción de los chats, Alberto, Cristina y Sergio Massa. De hecho, el presidente de la Cámara de Diputados se mantuvo en estos días en estricto silencio.

Massa fue uno de los que desde la gestualidad y la acción institucional como una de las cabezas del Poder Legislativo reforzó la estrategia política de la unidad, con la que el oficialismo intenta revertir el proceso de descomposición y vaciamiento del poder político que se registró en las últimas semanas en la coalición gubernamental.

Cuando todavía no se había producido la estruendosa renuncia del discípulo de Joseph Stiglitz, un operador del peronismo advertía en diálogo con Infobae que para el Frente de Todos no hay que pasar el invierno sin resolver las tensiones internas y la crisis política: reordenar el gabinete, cambiar algunos ministros, anunciar medidas económicas, rediscutir el acuerdo con el Fondo Monetario y que el Presidente desactive su candidatura a la reelección. Ese listado, por ahora, está en la mitad.

Pero la embestida contra la titular del FMI, Kristalina Georgieva, que surgió desde el kirchnerismo más duro empieza a mostrar un camino que podría complicar a Batakis. La frase “las acciones dolorosas a veces son necesarias para cosechar sus beneficios” que pronunció la jefa del Fondo después del diálogo con la ministra de Economía irritó porque fue interpretada como la repetición de ideas que terminaron con la caída del ministro anterior.

Silvina Batakis aseguró que su objetivo es cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario, pero no aclaró que si estaba hablando del que Guzmán firmó o uno nuevo que surja de la próxima revisión. El panorama quedará, se supone, esclarecido con la conferencia de prensa.
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